Mi hija nació a las 41+2 semanas, no sé por qué razón siempre pensé que iba a nacer mucho antes… (tal vez porque llevábamos años esperándola).
Al final me sentía muy ansiosa por conocerla y tenerla en mis brazos, físicamente cansada, incluso adolorida y sobretodo muuuuy cansada de esperar y escuchar lo que todo el mundo me decía.
Realmente siempre le repito a las mamás el concepto de fecha probable de parto, recordándoles muy claramente que el nacimiento de sus bebés puede ser 15 días antes o inclusive hasta 15 días después de la fecha.
Sin embargo estando uno del otro lado, ósea siendo una la madre embarazada, a quien todo el mundo pregunta: “¿aún nada?”, “¿no ha nacido?”, “dime una cosa: ¿no será peligroso?”, “¿pero todo está bien?”, “yo conozco una muchacha que se esperó demasiado y cuando se dio cuenta el bebé se había muerto”, “recuerde que hay mujeres que nunca entran en labor y tienen que hacerle una inducción”… y mil preguntas y argumentos más de este tipo, realmente me di cuenta lo difícil que es recordar ese concepto tan poco respetado en estos tiempos. Máxime con la tasa de cesáreas innecesarias tan alta que manejamos en este país y la cantidad de partos que se inducen antes de tiempo; por puro antojo de los profesionales poco pacientes y realmente desinformados, que solamente siguen un viejo protocolo carente de fundamentos científicos, o que tienen un claro conflicto de intereses económicos que los motiva a hacerlo.
Les confieso que pesar de que dedico mis días a estudiar estos temas, que estoy rodeada de personas profesionales expertos en la materia que me enseñan y me refuerzan conceptos constantemente… y aunque me considero una mujer empoderada, y en estas últimas semanas constantemente iba a monitorear a mi bebé y todo se encontraba gracias a Dios bien, e incluso mi ginecólogo, mi obstetra y mi doula me seguían recordando lo de la fecha probable de parto: yo dudé, tuve miedo y me angustié… porque la presión social es tan grande, que te van arrinconando hasta que ya no sabes qué hacer.
Realmente buscaba señales por todo lado que me indicaran que la labor al menos iba a empezar, quería sentir el más mínimo cambio en mi cuerpo, en mi mente o en mi comportamiento que me lo indicara.
Todos los días me observaba esperando saber si sería “el gran día”, pero pasaban días y semanas… ¡y nada!
Hice todas las cosas naturales que conozco y me recomendaron para entrar en labor: ir al quiropráctico, bailar, hacer yoga, caminar, salir con amigas y reírme, estimulación de pezones, masajes relajantes, sexo… ¡y nada!
Y fue ahí donde realmente entendí, por primera vez en mi vida, la presión que siente una madre en este momento donde somos realmente vulnerables. Fue ahí cuando comprendí que la presión social y la industria médico-farmacéutica nos pueden llevar a tomar decisiones precipitadas e innecesarias, que lejos de ayudar a nuestros hijos o a nosotras, pueden comprometer nuestra salud y traer severas consecuencias a corto o largo plazo.
Me dí cuenta del compromiso tan grande que tenemos en nuestras manos los profesionales en salud, los educadores prenatales, las asesoras en lactancia, las doulas, las activistas por los derechos de las mujeres, las madres, los padres y toda la sociedad en general.
Debemos re-educarnos, reescribir conceptos, interiorizarlos y cambiar mentalidades y protocolos absurdos para detener esta serie de intervenciones, así como la cadena de violencia obstétrica que se desarrolla por falta de paciencia e información.
La naturaleza es sabia, el cuerpo de la mujer fue diseñado para parir, no se habla de una fecha límite, se habla de una fecha probable, recordalo siempre y díselo al mundo!
Al final de cuentas tuve un hermoso parto en casa, junto a mi esposo, mi hijo, mi obstetra y mis dos doulas y fue en el momento justo en el que debía nacer mi bebé. Se respetó todo el tiempo su ritmo natural y mi hija nació en un ambiente lleno de oxitocina, paz y bienestar.
Los bebés perfectamente pueden nacer en la semana 38, 39, 40, 41, 42 e incluso 43 (si todo está bien monitoreado por profesionales capacitados y con experiencia).
Informate, empoderate y exigí profesionales capacitados y actualizados que respeten nuestros ciclos biológicos y el tiempo en que a nuestros bebés les corresponde venir a este mundo.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & directora de Medilacta Asesores Especialistas