Todas las madres que he asesorado me han preguntado alguna vez si su leche está alimentando adecuadamente a su bebé.
Les parece que su bebé se queda inquieto después de haber “finalizado su toma en el pecho” y esto les hace pensar que su bebé tiene hambre… y además, la mayoría de personas a su alrededor les dicen que su leche “no sustenta” o “no satisface las necesidades alimenticias de su bebé” y es ahí donde le recomiendan a la madre dar fórmula para llenarlo.
Este es uno de los mitos más sin sentido que existen en torno a la lactancia materna, ya que no hay evidencia científica alguna que respalde este postulado; por el contrario, existe una colección de estudios que hablan de los cientos de nutrientes que tiene la leche materna y como, a lo largo del tiempo, sus componentes y beneficios se mantienen y se van acoplando a las necesidades del bebé o del niño.
La leche materna es un fluido vivo, no se conoce ni de forma natural ni artificial, un alimento más completo y maravilloso que la leche materna.
Lo que lamentablemente sucede, es que la propaganda publicitaria de las fórmulas infantiles, nos promete a las madres un alimento balanceado, cargado de vitaminas y minerales, formulado “especialmente para un óptimo neurodesarrollo y una nutrición completa”… ¡pero esto es una mentira!
Nos venden la fórmula infantil como un producto salvador cuando “no somos suficientes”, cuando “nuestra leche no alcanza” o cuando “dar el pecho no es posible”.
Si bien es cierto, algunas mujeres no pueden dar el pecho, son un porcentaje sumamente bajo (alrededor de un 2%).
La industria farmacéutica nos miente constantemente en torno a los beneficios de las fórmulas. No nos hablan que el DHA agregado y excesivamente anunciado, al final se desnaturaliza y pierde su efecto cuando se mezcla con el agua caliente; no nos explican que de todas las vitaminas y minerales que trae la etiqueta, solo se absorben un bajo porcentaje; no nos cuentan de los seis diferentes tipos de endulzantes que tienen las fórmulas; no nos hablan del riesgo potencial de alergia a la proteína de la leche de la vaca que pueden desarrollar los bebés; no mencionan la enterocolitis necrotizante que sufren los bebés recién nacidos a los que dan fórmula sin que realmente lo necesiten; ni tampoco nos hablan de la gran cantidad de lotes de tarros de fórmula que salen contaminados con bacterias y metales pesados; entre muchas otras cosas más.
El bombardero mercadológico de estas grandes compañías ha sido tan grande, que lograron que una especie que naturalmente fue diseñada para alimentar a sus bebés directamente del seno materno, lo haya olvidado casi por completo.
¿Por qué lo hacen? Porque la alimentación infantil se ha convertido en un negocio millonario, a costas de hacer dudar a las madres lactantes de su capacidad de amamantar. Porque gracias a este engaño mercadológico, hoy en día la gran mayoría de bebés no reciben los beneficios de la leche materna y únicamente son alimentados con fórmulas. Por esta razón, los bebés se enferman más. Problemas alérgicos, digestivos, metabólicos, alteraciones en el sistema nervioso central, trastornos del sueño y trastornos afectivos, son los que se observan más frecuentemente. Pero la industria farmacéutica también tiene la solución para ellos y por eso siguen con este engaño masivo y hasta han logrado crear una “guerra” entre las madres lactantes y aquellas que alimentan con sus productos; pues aquellas que no dan lactancia se sienten tristes, frustradas y constantemente juzgadas cada vez que alguien menciona los beneficios de la lactancia o los riesgos implícitos tras el uso de fórmulas infantiles.
La fórmula infantil debería ser vendida y regulada como un medicamento, no como un alimento; pues debe ser prescrita y dosificada responsablemente por los profesionales en salud para aquellos bebés que sus madres tienen condiciones especiales, por las cuales no pueden disfrutar de la lactancia. La prescripción de fórmula infantil debería ser la última opción, después de intentar de todas las formas apoyar, proteger y promover la lactancia materna: uno de los actos fisiológicos más importantes relacionado a la existencia y la evolución de nuestra especie. Junto con esa prescripción, se le debe explicar a los padres cuáles son los riesgos potenciales del uso de la misma, se le debe acompañar a la madre y a su bebé para hacer su respectivo duelo al no poder dar el pecho, se le deben dar opciones de cómo vincularse afectivamente con su bebé y se le debe acompañar en todo momento para llevar este proceso de la manera más saludable y natural posible.
Así que si te dicen que tu leche no alimenta, que no es suficiente y la primera alternativa para esto es la fórmula infantil, mejor consultá a un especialista en lactancia materna para que te guíe y apoye.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & directora de Medilacta Asesores Especialistas