
Cuando nos convertimos en madres, de pronto nos vemos bombardeadas con un montón de información, que todas las personas a nuestro alrededor desean compartir con nosotras.
Aunque nos dicen que la vida no viene con un instructivo para ser papá y mamá a veces pareciera que sí; pues son tantas las “recomendaciones” que recibimos diariamente (de nuestros padres, de los suegros, de la vecina, del pediatra y hasta de la señora que atiende la panadería), acerca de cuál es la “forma correcta” de criar y ejercer nuestra maternidad y paternidad.
Creo que esta libertad que se toman la mayoría de las personas, para dar su opinión y transformarla en una instrucción, sucede porque criar y educar es uno de los retos más difíciles que la vida nos da, y porque realmente, nunca estamos preparados para hacerlo; pues aunque sea un embarazo planeado, te hayás preparado y tengás una red de apoyo, al final de cuentas cada hijo es diferente y probablemente, muchas de las cosas que hayan funcionado para alguna otra madre o padre y su hijo, no te van a funcionar igual.
Pero entonces, ¿qué podés hacer para sentirte suficiente y salir adelante, sin que todo el peso de la sociedad y las opiniones acaben haciéndote creer que no sos una buena madre o un buen padre?. Dejá que sean tus hijos quienes te digan como hacer las cosas. Y con esto no me refiero a que ellos tomen el control de las situaciones en casa, sino a que les permitás expresarse, sentirse escuchados y crear un espacio donde sus pensamientos, emociones y necesidades son validadas.
Claro, no es algo sencillo, ni algo que todos los padres y madres saben hacer fácilmente. Se va aprendiendo poco a poco, cuando te detenés y observás, cuando lográs ir comprendiendo que tu hijo te necesita a vos: tu contacto, tu atención, tu amor. Y no solo te necesita a vos, sino que necesita que vos también estés bien, feliz, en paz y equilibrio.
No por nada la familia es la célula de la sociedad, tus hijos y vos son una unidad, un mismo sistema, así que: si le escuchás, te escuchás y viceversa.
Podés desarrollar un maravilloso sistema de adaptación natural, a través del cual tenés la oportunidad de aprender mientras enseñás, de crecer mientras tus hijos crecen, de intercontectarte mientras ellos adquieren autonomía. Es un sistema perfecto y solo a través de la escucha activa, de la única persona que realmente importa, vas a lograr que realmente funcione; sin presiones, sin estereotipos, sin juicios ni señalamientos, sin dolor. ¡Porque lo único que tus hijos quieren de vos, es a vos misma!
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & Directora de Medilacta Asesores Especialistas