La mayoría de las madres creen que si tienen pechos pequeños, no van a poder amamantar a sus bebés o que su producción de leche será escasa.
Lamentablemente, es común escuchar que son los mismos profesionales en salud (que deben ser nuestra figura de confianza y guía en temas de maternidad y alimentación durante la primera infancia), los que les dicen a las madres de senos más pequeños, que “sus características físicas van a influenciar su producción de leche”. Esto denota no solo una enorme falta de empatía con la madre (considerando que durante el postparto, estamos en uno de los momentos más vulnerables de nuestra vida donde más apoyo y amor necesitamos), sino también, de conocimiento básico de la anatomía y fisiología de la lactancia y el proceso de amamantamiento como tal.
Lo que sucede es que las madres y los padres desconocemos eso y creemos fielmente (porque así debería ser), que aquellos profesionales en salud que nos atienden en las maternidades y clínicas, tanto públicas como privadas, son expertos en atención perinatal, lactancia materna, alimentación y hasta crianza… pero la realidad es otra.
Un profesional de salud informado, debería saber que el tamaño del pecho lo determina la cantidad de grasa del tejido glandular; por tanto el tamaño del pecho no tiene absolutamente nada que ver con la cantidad de tejido glandular, que es el que se encarga de fabricar la leche.
Parafraseando a una de mis mentoras, la Dra. Ana María Parilla (una de las más grandes expertas en lactancia materna, reconocida a nivel internacional): “Está científicamente comprobado que las mujeres que tienen más tejido glandular, tienen la capacidad de producir la misma cantidad de leche en 24 horas, que aquellas que tienen menos tejido glandular”. Además, “La cantidad de tejido adiposo en la mama, no tiene influencia sobre la composición de la grasa de la leche materna ni en el volumen de leche producida, sólo determina el tamaño y la forma del pecho.”
Sí es probable que la cantidad de las tomas de los bebés al pecho, sea más frecuente en aquellos hijos de madres con menor cantidad de tejido glandular; puesto que su capacidad de almacenamiento de leche materna, es inferior a la de la madre que posee más tejido glandular.
Debido a que la relación de tejido glandular – tejido adiposo es 2:1 en la gran mayoría de los casos, madres con senos pequeños resultan más bien mejores almacenadoras de leche, pues poseen una maquinaria de producción más abundante.
Así que recordá una vez más 2 cosas:
- Fuiste perfectamente diseñada para dar vida dentro tuyo, parir y alimentar a tu bebé con la leche que brota de tu seno.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & directora de Medilacta Asesores Especialistas
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