El parto es un viaje cósmico, un proceso de muerte y renacimiento.
Una oportunidad que la vida nos da a las mujeres para reinventarnos, sanar y crecer.
Cada mujer tiene una serie de procesos que atravesar y aprendizajes que puede integrar a su vida personal según el camino que le corresponde transitar.
La apertura del portal, el ritual de paso de convertirse de mujer a madre, este proceso expansivo, de consciencia plena, contemplativo y trascendental, pareciera haber sido olvidado por las mujeres-madres de la sociedad actual.
En los últimos años gracias a protocolos hospitalarios de un sistema biomédico patriarcalista se nos ha arrebatado el derecho de parir en libertad, conectadas a lo más profundo de nuestra intuición y a la memoria celular que habita en cada una de nosotras. Esa memoria de todas nuestras antepasadas que sabían parir desde los inicios de la humanidad.
Este sistema de violencia y control a través del miedo, ha manipulado la mente de miles de mujeres alrededor del mundo, haciéndonos creer que no somos capaces de parir a nuestros bebés.
Una serie de mitos y desinformación disfrazada de atención médica profesional, resuena una y otra vez y se esparce cual si fuera un virus en nuestra sociedad.
Frases como:
¨¡Que no tengo espacio para parir, mis caderas son muy angostas!¨
¨Según el ultrasonido mi bebé es muy grande, su cabeza jamás va a pasar. Debe ser cesárea¨
¨El monitor del hospital marcaba mis contracciones, pero yo no las sentía y nunca dilaté¨
¨No sabía cómo pujar, el doctor me repetía que lo hiciera y nunca lo logré¨
¨La enfermera me dijo: te voy a ayudar con este suerito porque estás dilatando muy lentamente. A partir de ese momento el dolor fue insoportable, sentía que me iba a partir en dos y 3 horas después terminamos en cesárea de emergencia¨
Estos son los relatos de las mujeres que cada vez estamos más desproveídas de nuestra confianza y de la seguridad de que al final de cuentas somos mamíferas y nuestros cuerpos están perfectamente diseñados para parir.
De mujeres que hemos sido víctimas de un sistema tecnocrático y medicalizado que no respeta los ritmos biológicos naturales, que trabaja con tiempos, estándares y excesivas intervenciones innecesarias y peligrosas que día a día violentan en contra de la salud y la integridad materno-infantil.
Un sistema de salud que lejos de ofrecer a la mujer un espacio seguro, respetuoso, íntimo y de contención, ha medicalizado la atención de un proceso fisiológico y sagrado. Despojando a las mujeres de nuestra confianza, de nuestra identidad y adoctrinándonos en un esquema ritualístico de abuso e inseguridad donde el miedo es su principal herramienta de control.
Como dice el Médico francés Michel Odent en su libro Las Funciones de los Orgasmos: ¨Combinando datos científicos recientes y anécdotas sobre nacimientos en condiciones de privacidad y seguridad excepcionales, llegamos a la conclusión de que el mamífero humano ha sido programado para dar a luz en un estado orgásmico/extático, teniendo siempre en cuenta que la liberación de oxitocina -la “hormona tímida”-depende en gran medida de factores ambientales externos¨.
Es decir, si a las mujeres se nos proporciona en nuestros procesos de parto un espacio seguro e íntimo, con poca iluminación, con libertad de movimiento, donde podamos comer, dormir, recibir masajes, caricias, besos. donde se nos llame por nuestro nombre y estemos acompañadas de personas de confianza que nos recuerden continuamente lo poderosas que somos, es posible llegar fácilmente a disfrutar de la experiencia de parto como un proceso lleno de placer y bienestar.
Sin embargo los sistemas de atención perinatal ignoran por completo que parir es un proceso no sólo fisiológico (en lugar de patológico como pareciera que lo conciben) sino también sexual, donde las mujeres estamos originalmente diseñadas para sentir placer y entrar en un estado de exaltación tan único, profundo y poderoso como ningún otro que haya experimentado en su vida.
Además Michel Odent menciona que disponemos de gran cantidad de datos acumulados que confirman la profunda conmoción hormonal que se produce durante los minutos anteriores y posteriores al parto, además que se ha demostrado que justo después de dar a luz las madres podemos llegar a un pico de oxitocina todavía más alto que el alcanzado durante el parto mismo, reconociendo que el pico máximo de hormona del amor que una mujer libera a lo largo de toda su vida se produce inmediatamente después del nacimiento del bebé y que es vital, porque cumple un rol fundamental necesario para el correcto alumbramiento de la placenta con pérdida de sangre mínima, y también porque la oxitocina es la principal hormona del amor. Habla también como el nivel de “adrenalina” puede volver a la normalidad tan sólo tres minutos después del parto, y que de esta manera podemos comprender que la madre humana vive una experiencia similar al orgasmo.
Este proceso que nos atraviesa el cuerpo, transforma nuestra mente y sacude nuestro espíritu debería ser la experiencia natural más mágica y espiritual que existe en la vida de una mujer, pero insisto: nos la han arrebatado, mutilando nuestros cuerpos, infantilizándonos, interviniendo incisivamente el proceso y logrando que a través de todas estas horrorosas experiencias hoy en día las mujeres sintamos miedo de parir o nos creamos incapaces de hacerlo.
Es momento de despertar, abrir nuestra mente, nuestro corazón y recordar lo poderosas que somos. Apropiarnos de nuestros procesos y nuestros cuerpos. Quitarle el control al sistema biomédico y reconectar con nuestro poder mamífero y ancestral.
La partera americana Ina May Gasking en su libro Partería Espiritual habla acerca de las mujeres en trabajo de parto como fuerzas elementales y dice lo siguiente:
¨El estado de conciencia de la mamá atraviesa un gran cambio durante la primera etapa del trabajo de parto. Este cambio en su conciencia debe ser tenido en cuenta por toda la gente que está ayudándola con el parto. Se torna menos una personalidad individual y más una fuerza elemental, como un tornado, un volcán, un terremoto, o un huracán, con sus propias leyes de comportamiento. Esta cualidad de las mujeres fue descrita como “la gran y amorfa gravedad de las mareas, el tropismo electromecánico, algo más viejo y más inteligente que tú, que siempre obtiene lo que quiere¨ .
También habla acerca de lo necesario que es manejar la energía, mencionando lo importante que es asegurarse de tener un buen contacto con la mamá, de ser amigable y relajada con cada uno; de mirarse a los ojos unos a otros y que ella pueda sentirse cómoda. Menciona igualmente la importancia de la intimidad, de la suavidad y el respeto en la manera en que la tocas. Si hay inhibiciones, temores, o falta de comunicación entre cualquiera de los presentes, especialmente la mamá y su esposo, es necesario que se discuta y se llegue a una resolución. Hace énfasis en la gran importancia de la presencia y del papel del esposo/pareja y cómo debe estar presente, ser realmente atento y compasivo con su compañera.
Ina May también habla acerca de cómo algunas veces el progreso es lento y muchas veces está relacionado a factores emocionales de la mamá, a algo que le quite la paz en su corazón. Esto, a nivel biomédico no se toma en cuenta y cuando el progreso de la labor pareciera ser lento es justamente dónde inicia la cascada de intervenciones innecesarias y violentas que terminan degradando la experiencia del parto y nacimiento hasta el hecho de que muchas mujeres terminan narrando de manera similar a aquellas que han sufrido abuso sexual.
Es hora de que las mujeres recuperemos esta conciencia de parir a nuestro ritmo, en un entorno respetado y humanizado donde cada mujer es la protagonista de su propia experiencia. Porque sabemos parir, lo hemos hecho por miles de años. Somos poderosas, creadoras de vida y tenemos el honor y la responsabilidad de transitar este proceso expansivo con conciencia plena, con confianza y llenas de amor.
Como lo dijo también Michel Odent: ¨Para cambiar este mundo, es preciso cambiar la forma de nacer¨
El cambio empieza en cada una de nosotras, informándonos, empoderándonos y volviendo al origen de la historia donde cada mujer se permitía hacer este viaje hacia adentro, sin interrupciones, medidas, protocolos, ni tiempos límite. Solo confiando y fluyendo orgánicamente con sus ritmos biológicos hasta llegar al estado máximo de exaltación donde el portal se abre y se da paso a la luz.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Especialista en parto fisiológico y emergencias obstétricas
Especialista en lactancia materna
Educadora perinatal