Creo que convertirnos en madres es realmente el desmadre más grande de nuestra vida.
Es curioso, pues hay algo verdaderamente especial detrás de este mágico proceso. Pues a pesar de la dudas, del cansancio por las noches en vela, del peso de todas las nuevas responsabilidades o inclusive del dolor por todos los cambios físicos y emocionales que sufrimos las madres; hay algo que nos da una fuerza inimaginable para lograr no solo dar vida a nuestros bebés, sino nutrirlos con nuestra leche y nuestro amor sin morir en el intento.
Todas estas nuevas experiencias nos revuelcan y muchas veces sentimos que no hay posibilidad de salir de ese túnel oscuro que conocemos como postparto. Sin embargo si la hay. La mejor herramienta que hay para eso se llama APOYO. Necesitamos más amor y empatía por parte de esta sociedad que simplemente se le olvidó que somos la unidad funcional de la misma.
Las mujeres como dadoras de vida, cuando pasamos por los procesos de gestación, parto y postparto necesitamos condiciones especiales básicas, que se han dejado de lado con el establecimiento de protocolos hospitalarios en sistemas de salud, que por muchos años han sido dirigidos por hombres.
Habiendo dicho esto hay dos cosas muy importantes que recordar:
- Somos mamíferas: parir y dar el pecho son procesos naturales (e inclusive sexuales) para los que estamos perfectamente diseñadas.
- Urge hacer medicina basada en evidencia: y por supuesto un cambio de conciencia, ya que se ha demostrado científicamente que los protocolos que se han aplicado por años están obsoletos y debemos reaprender cómo brindar apoyo desde la humanización del parto y el postparto.
En Costa Rica actualmente 6 de cada 10 mujeres reportan violencia obstétrica:
Violencia que se ve reflejada desde la inducción del parto, pasando por procedimientos altamente peligrosos como kristeller y episiotomía, hasta la elevada tasa de cesáreas innecesarias que conllevan entre muchas otras cosas a índices de la lactancia materna realmente bajos.
¡Para este cambio debemos empezar por maternar a las madres! Cuidarlas, brindarles un apoyo integral en los centros de salud, empoderarlas para que sean capaces de elegir cómo vivir su proceso personal.
Y además recordar que los bebés son seres humanos conscientes, que poseen las mismas necesidades y los mismos derechos de ser tratados con amor y respeto igual que un adulto.
Seamos parte del cambio, construyamos redes de apoyo, empoderémonos y trasmitamos ese poder a otras madres y sus bebés, para que juntas y en sororidad hagamos una revolución de oxitocina.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & directora de Medilacta Asesores Especialistas