El embarazo es un estado fisiológico que durante los últimos años se ha catalogado casi como patológico y hasta se ha “medicalizado”.
Si bien es cierto durante este periodo muchas tenemos múltiples cambios, acompañados de manifestaciones físicas y emocionales complejas y difíciles de manejar; considero que es esperable, si nos ponemos a analizar todos los increíbles y mágicos procesos que están ocurriendo en nuestro organismo para crear un ser humano dentro de nosotras y darle vida.
Creo que el sistema médico-económico y las grandes empresas farmacéuticas a través de lo que yo llamo “la cultura del miedo”, han construido un imperio de control sobre nuestras mentes y cuerpos, conduciendonos a la industrialización y medicalización del embarazo y el parto.
Nos han hecho creer que no podemos hacer muchas cosas cuando estamos en el periodo de gestación: desde comer ciertos alimentos hasta hacer cierto tipo de ejercicios y que además, no somos capaces de parir o aguantar el dolor durante el proceso.
Gracias al gran conflicto de intereses comerciales, hoy en día estar embarazada y parir se ha transformado en un negocio que nos desconecta cada vez más de esta experiencia de vida, de fuerza, de magia y de amor: desde el generar una necesidad de consumo de vitaminas prenatales, medicamentos antiheméticos, fajas moldeadoras, hasta ultrasonidos “especializados”, exámenes y medidas de caderas que nos indican la “necesidad” programar una cesárea porque no somos lo suficientemente anchas de caderas o nuestro bebé es “demasiado grande”(según la lectura del US por parte del médico).
¡Y ni hablar de la cantidad de protocolos hospitalarios e intervenciones durante el parto, es alarmante!: separación de membranas, tactos, monitoreos, aplicación de geles de prostaglandinas, oxitocina sintética, episiotomía, kristeller y un sin fin de procedimientos no solo innecesarios en la mayoría de los casos, sino invasivos, dolorosos y que generalmente traen consigo más efectos adversos que beneficios tanto para la madre como para el bebé.
Según la OMS, el índice de cesáreas no debería exceder el 15% y en Costa Rica hay hospitales privados que hacen hasta un 90% de cesáreas… ¿necesarias o negocio? Diganmelo ustedes…
Con este post no pretendo juzgar ni señalar a las madres que por gusto propio o por decisión del médico y falta de información han tenido o planean tener una cesárea o han deseado inducir el parto, eso es decisión de cada quien. Solo pretendo compartir información actualizada y real, busco crear conciencia y que detengamos la violencia obstétrica y la medicalización del embarazo y el parto, porque hemos normalizado procesos que son antifisiológicos y altamente peligrosos.
En mi primer embarazo tuve una cesárea (innecesaria por cierto) pues fui presa de esa cultura del miedo y la desinformación. Desde ahí me prometí a mi misma acompañar, guiar y empoderar a todas las mujeres que me fuera posible para que no pasaran por la misma situación que yo tuve que atravesar.
Atrévanse a sentir su embarazo y su parto, todas las sensaciones que esto conlleva, empodérense, llénense de amor, de fuerza y sabiduría!
Nuestros cuerpos son perfectamente diseñados para esto, crear vida es un proceso mágico en todo el sentido de la palabra, permítanse vivirlo intensamente conectarse con ustedes mismas y por supuesto con sus bebés.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & directora de Medilacta Asesores Especialistas