El colecho, la práctica de dormir cerca de los hijos, ya sea compartiendo la misma cama o en superficies separadas dentro de la misma habitación, es una de las tradiciones más antiguas de la humanidad. Esta práctica no solo está profundamente arraigada en nuestra evolución como especie, sino que también tiene beneficios significativos respaldados por la evidencia científica, siempre que se realice de manera segura.
El colecho desde una perspectiva biológica
Desde un punto de vista biológico, el colecho es una estrategia evolutiva diseñada para mejorar la supervivencia del bebé. Todos los mamíferos, incluidos los humanos, comparten la tendencia natural de dormir cerca de sus crías para protegerlas de los depredadores, regular su fisiología y fortalecer los lazos afectivos. Como afirma el Dr. James McKenna, “Los bebés humanos evolucionaron para dormir junto a sus cuidadores, donde su ritmo respiratorio y cardíaco se sincronizan con los de sus padres, ayudando a regular funciones críticas como la termorregulación y el despertar” (Biological Anthropology of Mother-Infant Sleep, McKenna, 2016).
Uno de los beneficios principales del colecho es su impacto en la regulación fisiológica del bebé. Estudios han demostrado que dormir cerca de los padres ayuda a regular la temperatura corporal, sincronizar la respiración y mejorar el desarrollo neurológico. Por ejemplo, un estudio publicado en Early Human Development (Mosko et al., 1997) encontró que los bebés que duermen en proximidad a sus madres tienen menos episodios de apnea del sueño y despiertan con mayor frecuencia, lo que reduce el riesgo de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL).
El contacto piel con piel, incluso durante el sueño, también tiene beneficios importantes. El Dr. Nils Bergman, experto en neurociencia perinatal, afirma: “El contacto piel con piel durante el sueño ayuda a estabilizar los patrones cardíacos y respiratorios del bebé, reduce el llanto y mejora el sueño tanto del bebé como de los padres” (Biological Psychiatry, 2015). Además, este contacto estimula la liberación de oxitocina, una hormona que fomenta el apego y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Además, el colecho facilita el acceso a la lactancia materna nocturna. “La lactancia exclusiva durante los primeros seis meses no solo es esencial para la salud del bebé, sino que también reduce el riesgo de SMSL al mejorar la capacidad de los padres para responder a las necesidades del bebé por la noche” (OMS, Safe Sleep Recommendations). El contacto cercano estimula la producción de prolactina, una hormona clave para mantener un suministro adecuado de leche y fortalecer la inmunidad del bebé.
Sin embargo, el aislamiento nocturno es un fenómeno cultural moderno que carece de fundamento biológico. La Dra. Darcia Narvaez, experta en psicología del desarrollo, señala que “La separación madre-bebé durante el sueño es una construcción cultural moderna que interfiere con la biología natural. Dormir cerca de las madres reduce el estrés en los bebés y mejora el desarrollo neurológico” (Neurobiology of the Human Infant, 2013).
Guía para un colecho seguro
Aunque el colecho tiene numerosos beneficios, también debe realizarse de manera segura para proteger al bebé de riesgos como el SMSL y la asfixia accidental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Academy of Pediatrics (AAP) han establecido pautas específicas para garantizar un colecho seguro:
1. Dormir en la misma habitación, pero en superficies separadas (Room-Sharing)
La OMS recomienda que “los lactantes duerman en la misma habitación que los padres durante los primeros seis meses para reducir el riesgo de SMSL y otros accidentes relacionados con el sueño” (Safe Sleep Recommendations). Las cunas de colecho o moisés certificados son alternativas ideales para esta práctica.
2. Si decides compartir la cama (Bed-Sharing), sigue estas medidas:
Evita compartir cama si:
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- Eres fumador/a o alguien en casa fuma. “La exposición al humo del tabaco antes o después del nacimiento aumenta significativamente el riesgo de SMSL” (OMS, Safe Sleep for Babies).
- Has consumido alcohol, drogas o medicamentos que afecten tu capacidad de respuesta.
- Estás extremadamente cansado/a.
- El bebé es prematuro o de bajo peso al nacer (menos de 2.5 kg).
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Crea un entorno seguro:
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- Utiliza un colchón firme y evita almohadas, mantas pesadas y juguetes suaves que puedan causar asfixia.
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- Coloca siempre al bebé boca arriba para dormir, nunca boca abajo o de lado. “Los bebés siempre deben colocarse boca arriba para dormir; esta es la posición más segura para su respiración” (OMS).
- No permitas huecos entre el colchón y la pared donde el bebé pueda quedar atrapado.
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Alternativas al colecho en la cama:
Las cunas de colecho certificadas permiten a los padres mantener la cercanía sin comprometer la seguridad del bebé. La AAP enfatiza que “dormir en superficies separadas dentro de la misma habitación reduce el riesgo de SMSL en un 50%” (AAP Safe Sleep Guidelines, 2022).
El impacto hormonal del colecho
Desde una perspectiva biológica, el contacto cercano durante el colecho estimula la liberación de hormonas como la oxitocina, conocida como la “hormona del amor”. Esta hormona fomenta el apego, calma al bebé y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Un estudio en Developmental Psychobiology (Feldman et al., 2014) mostró que los bebés que duermen cerca de sus padres tienen niveles más bajos de cortisol durante la noche, favoreciendo un desarrollo emocional equilibrado.
En conclusión
El colecho, cuando se realiza de manera segura, es una práctica natural que respeta las necesidades biológicas y evolutivas del bebé. Promueve la lactancia materna, regula funciones fisiológicas y emocionales, y refuerza los lazos afectivos entre padres e hijos. Aunque la cultura moderna ha promovido el aislamiento nocturno, la evidencia científica respalda la importancia del contacto cercano para el bienestar del bebé. Seguir las recomendaciones de seguridad establecidas por organismos como la OMS y la AAP garantiza que esta práctica sea beneficiosa y segura para toda la familia.
En definitiva, el colecho puede ser una experiencia profundamente enriquecedora y conectiva para las familias. Invito a los padres a explorar esta práctica con responsabilidad, asegurándose de seguir las guías de seguridad y adaptar el entorno a las necesidades del bebé. Compartir la cama con sus hijos, cuando se hace de forma consciente y segura, no solo fortalece el vínculo afectivo, sino que también celebra la esencia de nuestra naturaleza como mamíferos sociales.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Especialista en parto fisiológico y emergencias obstétricas
Especialista en lactancia materna
Educadora perinatal
Bibliografía
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- McKenna, J. J., & Gettler, L. T. (2014). Cosleeping and Biological Imperatives: Why Human Babies Do Not and Should Not Sleep Alone. Acta Paediatrica.
- Mosko, S., Richard, C., & McKenna, J. (1997). Infant Arousals During Mother-Infant Bed Sharing: Implications for Infant Sleep and Sudden Infant Death Syndrome Research. Early Human Development.
- Bergman, N. (2015). Mother-Infant Proximity and Neurodevelopmental Outcomes: An Evolutionary Perspective. Biological Psychiatry.
- Narvaez, D. (2013). Neurobiology of the Human Infant: Development, Attachment, and Care. Developmental Psychobiology.
- Feldman, R., Singer, M., & Zagoory, O. (2014). Touch and Human Development: Cortisol Regulation and Infant Attachment. Developmental Psychobiology.
- World Health Organization (OMS). Safe Sleep for Babies: Reducing the Risk of Sudden Infant Death Syndrome (SIDS). Disponible en: https://www.who.int
- American Academy of Pediatrics (AAP). Recommendations for a Safe Infant Sleeping Environment. Pediatrics, 2022. Disponible en: https://www.aap.org
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