Durante 9 meses has cargado a tu bebé dentro tuyo, le has brindado calor, amor y protección.
Dentro del útero, tu bebé ha estado en un ambiente acogedor y estable, con poca luz, donde el sonido se amortiza y las sensaciones del entorno son suaves, como el vaivén de las olas del mar.
Para tu bebé lo único que existe sos vos, te conoce desde adentro y gracias a eso es capaz de reconocer tu olor e identificar el sonido de tu corazón.
Tu bebé y vos son uno mismo, aunque salga de tu útero, aunque se corte el cordón umbilical, continuarán siendo un mismo sistema, una misma energía.
Las contracciones, los movimientos cardinales que hacen los bebés, el paso por el canal de parto, la primera respiración y todos los procesos del parto, generan estrés fisiológico y dolor en los bebés… y si hablamos de un parto muy intervenido o una cesárea este estrés, es aún mayor.
Es necesario que empecemos a pensar en los bebés como seres integrales y respetemos el momento sagrado de su nacimiento.
Es necesario que acompañés a tu bebé durante todo el proceso de adaptación a este nuevo entorno y honrés todo su desarrollo; desde la gestación, el nacimiento, el establecimiento de la lactancia, los primeros 100 días y todo el proceso de exterogestación como tal.
Tu bebé te necesita, necesita escuchar el latido de tu corazón que escuchó por 9 meses, necesita sentir tu calor, olerte, sentir tu piel, tomar tu pecho y llenarse de oxitocina junto a vos.
Acompañá a tu bebé en su proceso de adaptación, hablale y también permitite escucharle y comprender lo que te desea expresar.
¡Recordá que con amor y paciencia podés lograr cosas maravillosas!
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & Directora de Medilacta Asesores Especialistas