Preparación para la lactancia en caso de cesárea: acompañar, planificar y proteger el vínculo
La cesárea es una intervención quirúrgica que, cuando está indicada, salva vidas. Sin embargo, cuando sabemos de antemano que esta será la vía de nacimiento, es fundamental acompañar a la madre en una preparación informada y amorosa para favorecer el inicio exitoso de la lactancia materna.
Uno de los pasos más importantes es la elaboración de un plan de cesárea y un plan de lactancia, documentos que permiten a la madre expresar al equipo de salud sus deseos, necesidades y expectativas en relación con el nacimiento y la alimentación de su bebé. Estos planes empoderan a la mujer, favorecen su participación activa en el proceso y facilitan una comunicación clara y respetuosa con los profesionales que la acompañan.
Un plan de cesárea humanizada puede incluir solicitudes como:
1.Que se permita al bebé emerger espontáneamente a través de la incisión y no ser extraído de manera forzada.
2.Que el recibimiento del bebé sea hecho por la madre o el padre, en lugar del equipo médico, cuando la situación clínica lo permita.
3.Que se garantice el contacto piel con piel inmediato e ininterrumpido.
4.Que se disminuya el aire acondicionado en el quirófano para evitar hipotermia neonatal.
5.Que cualquier procedimiento como el test de Apgar, toma de signos vitales o administración de oxígeno se realice sobre el cuerpo de la madre.
Estas solicitudes están respaldadas por la evidencia científica más actualizada, que reconoce el impacto positivo del respeto al vínculo temprano entre madre y bebé para el establecimiento de la lactancia, la regulación fisiológica del bebé y la creación de un entorno seguro y amoroso desde el nacimiento.
Para que estos planes sean realmente eficaces, es esencial conocer los protocolos hospitalarios vigentes para la atención de la cesárea en el centro donde se va a dar a luz. Algunos hospitales tienen rutinas que incluyen la separación inmediata del bebé, cortes tempranos del cordón umbilical o demoras prolongadas en el primer contacto piel con piel. Todos estos factores pueden interferir con el inicio y establecimiento de la lactancia materna.
Si se planifica una cesárea o esta se vuelve necesaria, es importante que la madre solicite y acuerde con el equipo la posibilidad de optar por una cesárea humanizada, que tenga como pilares fundamentales:
1.Respeto a la primera hora de vida del bebé, también conocida como la hora sagrada.
2.No separación entre madre y bebé al nacer.
3.Corte oportuno del cordón umbilical (esperar al menos 1-3 minutos o hasta que deje de latir).
4.Lactancia temprana: el bebé debe colocarse inmediatamente sobre el pecho de su madre, incluso antes de ser pesado o medido.
5.Realización del test de Apgar y otros procedimientos sobre el cuerpo de la madre, siempre que no haya riesgo.
6.Intervenciones médicas necesarias (como oxígeno o aspiración) deben realizarse sin interrumpir el contacto piel con piel.
La separación de madre y bebé al nacer es una de las principales causas de dificultades en el establecimiento de la lactancia. El bebé que no está en contacto inmediato con su madre puede presentar menor interés por succionar, dificultades de prensión al pecho y menor estabilización fisiológica.
Además, es importante preparar emocionalmente a la madre para interpretar correctamente el proceso de pérdida de peso de su bebé en los primeros días. Los bebés nacidos por cesárea, debido a la administración de sueros intravenosos durante la cirugía, pueden presentar un mayor peso al nacer por retención de líquidos. Esto puede provocar que la pérdida de peso posterior parezca más dramática, cuando en realidad es parte de la eliminación de ese exceso de fluidos.
Lo ideal es que el bebé pierda menos de un 7% del peso al nacer. Una lactancia continua, a libre demanda, con buen agarre y contacto constante es esencial para prevenir pérdidas excesivas y evitar intervenciones innecesarias como la introducción temprana de fórmulas.
Preparar la lactancia con anticipación, conocer el entorno hospitalario, construir un plan personalizado y rodearse de una red de apoyo es clave para vivir una experiencia de inicio de lactancia respetuosa, segura y amorosa, incluso si el nacimiento se da por cesárea.
El nacimiento por cesárea no es una barrera para amamantar. Pero sí puede representar un desafío que, con acompañamiento y preparación, podemos transformar en una oportunidad de conexión profunda. Planificar la lactancia en caso de cesárea no significa anticipar una dificultad, sino crear el terreno fértil para que florezca el vínculo, incluso en un contexto quirúrgico.
Este plan es un acto de amor y conciencia: nos permite expresar nuestros deseos, reconocer nuestras necesidades, y preparar el entorno emocional y físico para que el encuentro entre mamá y bebé sea lo más íntimo, seguro y amoroso posible.
Porque incluso en una cesárea, el nacimiento puede ser respetado. La lactancia puede comenzar con fuerza. Y el vínculo, protegido desde el primer instante.
¿Qué puede incluir un plan de lactancia en caso de cesárea?
1.Inicio inmediato del contacto piel con piel
Solicitar que, salvo emergencia médica, el bebé sea colocado sobre el pecho de la madre inmediatamente después del nacimiento.
2.Ambiente cálido y propicio
Pedir que se regule el aire acondicionado del quirófano para evitar hipotermia en el bebé y en la madre.
3.Acompañamiento continuo
Solicitar que el padre o acompañante principal esté presente durante la cesárea y pueda recibir al bebé en caso de que la madre necesite atención.
4.Evitar separación innecesaria
Incluir una nota clara de deseo de evitar separar al bebé de la madre para procedimientos rutinarios si no hay justificación médica urgente.
5.Lactancia en la sala de recuperación
Instruir que se facilite el inicio de la lactancia en cuanto sea posible, incluso si la madre está en recuperación anestésica.
6.Apoyo especializado
Solicitar la presencia de un profesional capacitado en lactancia (IBCLC, asesora de lactancia, doula) para acompañar en las primeras tomas.
7.Medicamentos compatibles
Pedir que los analgésicos o antibióticos que se indiquen en el postoperatorio sean compatibles con la lactancia (según e-lactancia.org u otras fuentes confiables).
8.Posiciones adaptadas
Incluir recomendaciones para posiciones de amamantamiento que no interfieran con la herida (posición de rugby, acostada de lado, etc.).
9.Apoyo emocional
Expresar el deseo de que el equipo sea empático, brinde contención emocional y valide los sentimientos de la madre durante y después del procedimiento.
10.Flexibilidad y respeto
Solicitar que todo el equipo tenga una actitud flexible, abierta y respetuosa ante los deseos maternales, adaptándose si hay cambios clínicos inesperados.
Porque la forma en la que nacemos y en la que nos alimentamos desde el inicio… también merece ser elegida y protegida.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Especialista en parto fisiológico y emergencias obstétricas
Especialista en lactancia materna
Educadora perinatal
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