Sabemos que durante cientos de años los partos se han desarrollado de manera natural en las casas. Sin embargo, se podría decir que en los últimos 50 años se ha medicalizado el parto a tal punto que hoy en día es mal visto (desde la opinión biomédica) la atención domiciliar del parto.
Es necesario recordar que el proceso de parto es un evento fisiológico, para el cual las mujeres fuimos perfectamente diseñadas, no obstante en los últimos años estamos viviendo una epidemia de protocolización y medicalización de la atención perinatal.
Cada mujer debería ser la única protagonista de su propio parto. Que este proceso sexual y por ende íntimo lo pueda experimentar de una manera segura, amorosa y hasta placentera, donde tenga la oportunidad de decidir y fluir en todo momento de acuerdo a sus necesidades fisiológicas y emocionales.
Es importante recordar que el parto natural en mujeres conocidas sanas no implica un riesgo mayor en sí mismo. Sin embargo, en la actualidad la atención del parto se ha medicalizado a tal extremo que se está generando una serie de situaciones preocupantes y que debemos frenar cuanto antes:
- Afectación de la salud materno-infantil:
La evidencia científica más actualizada ha demostrado que la cascada de intervenciones médicas (innecesarias, invasivas y dolorosas en su mayoría) está afectando negativamente la salud de las mujeres y sus bebés.
El uso de catéteres y oxitocina síntética de rutina, separación de membranas, el uso de balones de para acelerar la dilatación, inmovilización a causa de una monitorización limitante, el empleo de la maniobra de Kristeller, episiotomías de rutina, separación de mamá y bebé al nacer son algunas de las principales intervenciones médicas que ocurren de manera generalizada y desmedida a diario en los centros de salud y que lejos de favorecer el proceso de parto, termina afectando negativamente un proceso fisiológico y generando complicaciones físicas y emocionales a corto, mediano y largo plazo tanto en mamá como en bebé.
- Incremento en los índices de violencia obstétrica:
Un proceso sagrado y trascendental en la vida de las personas se ha deshumanizado a tal punto que la cantidad de intervenciones médicas no autorizadas por la madre y con múltiples efectos secundarios, han llevado los índices de violencia obstétrica a cifras realmente alarmantes.
En Costa Rica, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo, en el año 2019: 6 de cada 10 mujeres reportaron haber sufrido violencia obstétrica cuando fueron atendidas en un Centro de Salud de la Caja Costarricense del Seguro Social y 10 de cada 10 mujeres aseguraron haber sido testigos de violencia contra otras mujeres durante su estadía en los servicios de maternidad. Además a nivel privado en algunos de los principales hospitales del país, la tasa de cesáreas supera el 90%.
Es necesario visibilizar esta realidad que ocurre actualmente en la mayoría de países alrededor del mundo, para así, evidenciar la gran necesidad que existe de un cambio de paradigma por parte de los profesionales de la salud y todo el sistema de atención al que ellos pertenecen.
- Elevados costos de la atención perinatal hospitalaria:
Lejos de señalar el parto domiciliar cómo una alternativa peligrosa y negativa para las mujeres y sus bebés, los centros de salud deberían enfocarse en descentralizar la atención del parto y diversificar los servicios de salud en pro de mejorar la calidad del mismo, con enfoque en un modelo de atención integral que incluya alternativas no farmacológicas para optimizar la dilatación y el manejo del dolor durante el parto, respeto de los derechos de las mujeres y sus bebés fundamentados en un trato personalizado y sobretodo incluyendo la integración del modelo de atención domiciliar como parte de las opciones de atención del parto.
Según una reciente revisión bibliográfica de M. Isabel Fernández donde se analizaron 15 estudios que cumplían criterios de inclusión sobre el impacto económico del parto en casa en las bases de datos PubMed, Cochrane, Hindawi, PLOS y CUIDEN en inglés y español, entre enero 1999 y marzo 2017, se concluyó que el parto en casa es económicamente más rentable que el parto en hospital. Se incluyeron artículos que analizaban en sus objetivos de investigación el parto domiciliario. Por aparte se analizó el coste de la implantación de un nuevo servicio que contemplara la atención de la mujer gestante en su domicilio.
Es un hecho qué hay evidencia científica suficiente que apoya la atención profesional y especializada del parto planificado en domicilio como una alternativa respetuosa, económicamente más favorable y segura para mamá y bebé. Ahora, es necesario que el sistema biomédico tenga la apertura y humildad suficientes para reconocer que parir en casa no es solo un derecho y una decisión personal de cada mujer, sino también una necesidad para descongestionar los servicios de atención perinatal dando la posibilidad a los profesionales que laboran ahí ofrecer un trato más integral y personalizado a cada madre y su bebé a la vez que se lograría minimizar los elevados costos que los partos medicalizados conlleva.
Por ahora es momento de empezar a aplicar y desarrollar nuevas guías de atención perinatal en el domicilio para garantizar que los profesionales de la salud podamos adaptarnos a los deseos y necesidades de las mujeres durante el parto ofreciendo una atención profesional, segura, integrativa y adaptable al sistema de atención actual en caso de que sea necesario un traslado al centro de salud.
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Dra. Marianela Hernández Chaves
Mamá & directora de Medilacta Asesores Especialistas